martes, 27 de marzo de 2012

Nada

Uno de los tópicos más repetidos en el fútbol es el que dice que "el partido acaba cuando pita el árbitro". Nosotros podríamos darle la vuelta para decir que el partido empieza cuando se escucha el pitido inicial. Todo esto viene a cuento por el hecho de que este fin de semana no supimos cuando empezó el partido.

Corrían 20 segundos cuando se vino el primero gol. Fruto de una serie de errores en cadena. No se encima ni a un rival en banda ni a otro en el centro del campo. El pase de éste último atraviesa la defensa como el cuchillo la mantequilla y cuando parecía que Jose Ramón atrapaba el balón se le escapa y el delantero del conjunto mindoniense solo tiene que empujar el esférico a portería vacía. No se podían poner peor las cosas. Habitual empanada.

A partir de ahí precipitación y más precipitación. Nada de fútbol por parte de los nuestros. Poquísima intensidad. Sólo Zeus, mediada la primera parte rondó el gol en un remate de cabeza tras saque de esquina. Por su parte, los visitantes se animaban a tocar en zona de tres cuartos, sin oposición. En otro, error propio de falta de intensidad, el Mondoñedo puso el 0-2. Un despeje en banda es aprovechado por Aziz que entró desde segunda línea para, tranquilamente, adelantarse a la defensa y al portero local y asegurar más los puntos para los visitantes. De ahí al descanso más de lo mismo. La SD sólo se acercó a la portería visitante tras jugadas a balón parado en las que faltó siempre estar más atentos a los rechaces.

Entró Gradaille con la esperanza en la parroquia local de que revolucionara el partido como hizo contra el Abadín, en la primera vuelta, en una espectacular actuación. Es cierto que aportó algo más de mordiente pero la tónica general del partido no cambió. Cómodos los visitantes a los que no se les exigió nada. El resultado pudo quedarse corto si los mindonienses aprovecharan algunas de las contras de las que dispusieron.

Entró a falta de 10 minutos Chicha. Se retiró un buen Iván Dovale. Y una acción suya metió el miedo en el cuerpo a los foráneos. Convirtió un melón en una obra de arte. Remató, girándose, un pase con la pierna derecha, de volea y desde fuera del área que entró por encima del portero. Impotente ante semejante gol. Quedaban 5 minutos. Algo de esperanza. Lo intentó Tichy, Gradaille... pero no pudo ser. Tampoco se mereció. El Mondoñedo acabó matando el partido sin mayores problemas.

Oportunidad perdida para pelear por un objetivo. Próxima parada, A Veiga. Momán. Se vienen a la mente grandes tardes de fútbol de nuestra SD, grandes actuaciones, grandes golazos. Que se repita.

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