viernes, 3 de octubre de 2014

Cuando mejor lo teníamos..

.. lo dejamos escapar. 

Un partido de disfrutar, sufrir, remar y cuando parecía que giraba, por última vez, en nuestro beneficio lo tiramos todo por la borda. 

No pudo empezar mejor. Los visitantes con la posesión de pelota, con el control del partido. Pero solamente aparente. Nosotros bien encerrados, con las líneas bien juntas y esperando nuestro momento. Ese momento llegó pero Santos remató al muñeco en un mano a mano. En la siguiente que tendría ya no le dio opciones al portero. Abajo y a la derecha. Donde duele. 

Un cuarto de hora después el autor del gol sería expulsado por doble amarilla. Ambas por el mismo motivo: no respetar la distancia reglamentaria en la ejecución de un tiro libre. La segunda amonestación es demasiado hiriente. El colegiado se encontraba de espalda a la jugada. Imposible ver esa distancia. 

Un minuto antes del descanso llegó el gol del empate. Pared por el centro, regate al portero y remate a portería vacía. Impecable ejecución. Tiempo de descanso.

En una excelente primera mitad, de las mejores de la temporada el resultado era de empate y estábamos en inferioridad numérica. Demasiado castigo. 

Con un jugador menos en la segunda parte hicimos un fútbol inteligente. Ni mucho menos fue un acoso y derribo contra nuestra portería. Los visitantes se quedaron con diez hombres y posteriormente con nueve. El entrenador visitante movió el banquillo y ordenó a sus hombres defender el empate. Quedaban diez minutos y el descuento. 

Pero un balón largo a la espalda del lateral izquierdo fue nuestra condena. Centro y remate en el primer palo. Ahí se terminó el partido. Ni nosotros contábamos con la derrota ni los de Outeiro de Rei contaban con la victoria. Pero así es el fútbol como se suele decir.

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