Si nos atenemos solo al resultado podríamos decir que el partido ha sido un baile. Solamente los que estuvimos en O Coto sabemos que detrás de este resultado hay mucho más. Mucho más que contar.
Es cierto que nuestro comienzo no fue el recomendable. Es cierto que se encajó un gol en el que no supimos defender el juego directo. Pero a partir de ahí el partido fue nuestro. Nos penalizaron malas decisiones y, quizás, no entender bien el estado del terreno de juego. No estaba para combinar. Los lucenses que juegan a esto raseando el balón lo máximo posible no dudaron en cambiar y optar por el pragmatismo. Su situación en la tabla no permitía deslices.
Rial y Viri (que estuvo a centímetros de firmar el gol de la temporada) merecieron mejor suerte en sus oportunidades. Pero en las estadísticas saldrá Adri y su imán para encontrar huecos en los saques de esquina. Cuando parece no jugarse con un balón sino con un conejo.
El inicio de la segunda mitad fue bien distinto al que hicimos. Con intensidad e ideas claras nos plantamos con cierta asiduidad en zona de tres cuartos. No de cualquier forma o a trompicones. Con balón controlado y opciones. Pero todo se rompió.
Marcos fue expulsado a falta de media hora para terminar el partido. En ese momento nuestra táctica es más bien discutible. Defensa de tres y ataque a tumba abierta a falta de treinta minutos. Debimos dar el balón a los lucenses, que llevasen el peso del partido. Al fin y al cabo los que se jugaban algo eran ellos. Un objetivo gordo. El ascenso, nada más y nada menos.
Como no podía ser de otra forma los goles fueron llegando uno tras otro. Nuestro desorden fue penalizado con tres tantos. Faustino nos destrozó para completar su hat trick particular.
En fin.. A pensar en el siguiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario