Lo que el descuento anómalo y provocado nos quitó en la ida fue parcialmente subsanado en el descuento, digamos, habitual y ordinario del partido de la segunda vuelta. El destino tiene estas cosas.
La meteorología tuvo mucho que decir. El terreno de juego se encontraba muy pesado. A causa de la incesante caída de granizo se tuvo que detener el partido en un par de ocasiones siendo reanudado poco después.
El partido comenzó muy igualado aunque con los locales llevando la iniciativa. Sin embargo el gol llegó por el bando de los visitantes. En una contra llevada por banda derecha el primer remate a puerta es rechazado por Serantes que, sin embargo, ya no pudo hacer nada, en segunda instancia, ante Óscar.
En el segundo tiempo el dominio local se acentuó, únicamente en términos de iniciativa. Las ocasiones no eran muy claras.
Se reclamó por la hinchada local un penalti sobre Lalas que el árbitro no concedió.
A falta de un cuarto de hora Hugo, de potente disparo, se encontró con la cruceta ante la desesperación de la parroquia ourolense que veía cerca la posibilidad de puntuar.
El resultado habría sido bien diferente si la SDC Roupar mata el partido a falta de cinco minutos para llegar al final del tiempo reglamentario. En otro contraataque un delantero visitante no acertó a introducir la bola prácticamente a portería vacía.
Los locales, creyendo que les habían perdonado la vida, se lanzaron al ataque en el poco tiempo que quedaba buscando la heroica básicamente a través del balón al área ya que a esas alturas el campo no permitía otras cosas.
En la última jugada del partido una falta botada por Alex Gil puesta en el punto de penalti, tras el barullo lógico dada la tensión y la cantidad de jugadores en pocos metros, Lalas saca un disparo que es rechazado por Jonathan pero empujado a la red por Viri.
Un punto. Sí, un punto. Pero un punto que sabe excepcionalmente bien y que permite romper la dinámica de derrotas de las últimas jornadas.
